Futbol mundial

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domingo, 14 de agosto de 2011

Incoloro Clásico del Astillero en el estadio George Capwell de Guayaquil


Ni azul ni amarillo. El Clásico del Astillero jugado hoy resultó incoloro, porque Emelec y Barcelona empataron 1 a 1, luego de 90 minutos de acciones intensas y con final dramático y emotivo. Emelec se sintió herido con el gol en contra e intensificó su ataque en pos de la igualdad.

El primer tiempo fue de acciones un tanto lentas y sin mayor propuesta ofensiva, inquietando el conjunto torero en dos oportunidades pero sin capacidad para la resolución. Emelec estuvo más cerca de conseguir anotación a los 37 minutos, con disparo de media distancia de Pedro Tenorio ante salida en falso del arquero Máximo Banguera, pero cuando se coreaba la conquista el defensa José Luis Perlaza despejó con la cabeza desde la línea de sentencia.

En la segunda etapa hubo mayor labor ofensiva de los dos bandos, obligando a intenso trabajo a los bloques defensivos. Barcelona inauguró el marcador a los 74 minutos con una acción sorpresiva, en la que Díaz conectó una chilena desde el borde del área, el portero Wilmer Zumba dio rebote hacia adelante y Luis Caicedo remató con relativa facilidad para incrustar el balón junto al vertical izquierdo, haciendo estallar la euforia de la parcialidad torera.

Al minuto 84 tuvo una buena opción al ejecutar Méndez un tiro libre hacia el corazón del área, pero faltó la puntada final junto al parante izquierdo. No desmayó en su afán y a los 87 minutos consiguió el premio a su esfuerzo, con potente remate de cabeza de Eduardo Morante a un centro lanzado desde el flanco derecho por Lugo, escribiendo el 1 a 1 que dejó en paz a los dos actores y sus miles de seguidores.

El encuentro tuvo final dramático porque ambos equipos se lanzaron en busca del tanto de la victoria, hasta que llegó el pitazo final del árbitro Omar Ponce que cumplió una buena actuación, secundado por los asistentes Juan Bosco Cedeño y Byron Romero. Se registró gran asistencia de aficionados de los dos bandos, los que llenaron las dependencias del estadio Capwell.  




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